viernes, 27 de diciembre de 2013

Mi presente...

Ahora, estoy en terapia, creo que encontré a la persona adecuada para que me ayude en este proceso...
Una vez me dijeron que esta enfermedad, es como la diabetes, es algo con lo que tienes que aprender a vivir, pues no se quita nunca...

Aún me niego a creerlo.  Ya llevo muchos años con esto, y he tenido temporadas perfectas, así que tengo confianza en que no será así, esto alguna vez, formara parte del pasado, y será una de las mas grandes pruebas que la vida me haya puesto.

Esto también ha hecho que pierda "amistades", pero viéndolo por el lado amable, ha sido un depurador de personas que creía que eran amig@s y no lo eran...

He aprendido muchos "trucos" para sobrellevarlo, y me ha ayudado...

* Primero, siempre tener presente que es algo que se puede controlar (aunque parezca imposible)

* Siempre que estés en medio de un ataque de pánico o de ansiedad, tu cabeza te dirá que no puedes, que es muy difícil, hasta puedes pensar que morirás, pero siempre tienes que tener presente, que eso pasará, si te haces consciente que es algo pasajero, es mas fácil sobrellevarlo.

* Respirar profundo, llevando el aire al estómago, sosteniéndolo y sacarlo lentamente, unas 3 veces, ayuda a reducir las palpitaciones.

* Tener una persona de confianza a la que contarle como te sientes (esto a mi me fue muy difícil, las personas que me rodean ignoran lo que tengo, solo saben que de repente me siento mal, yo les digo que se me baja o sube la presión).  Aparte de mi psicóloga, mi mamá sabe un poco, no le he dicho ni siquiera de que se trata, solo que estoy mal de los nervios, y hasta hace muy poco se lo dije a una amiga, pues la encontré justo cuando tenia un ataque de pánico y me ayudó...  Decírselo ha sido algo muy bueno para mi, me desahogué, y ella ha resultado ser un gran apoyo para mi... ya no me siento sola...

* Si tienes que ir a algún lugar que te genera mucha ansiedad desde antes, yo analizo el lugar, las salidas de emergencia, y organizo los tiempos, para lo que hay que hacer, así, sabiendo a que hora termino, me siento mas tranquila  (no se porqué).

* Cuando NO puedes, no puedes, y ya, no hay que obligarse sabiendo que tendrás una crisis. (pero tampoco hay que ser tan permisiv@, debes estar consciente que si hoy dices que no, no puedes decir que no para siempre).

* Mantén tu mente ocupada, yo hago muchas cosas manuales, dibujos, pintura, armo y desarmo cosas, reparo cosas, reciclo, hace poco hice unas tazas, pintadas a mano, para regalar a las personas que mas quiero, ahora en navidad.  Lo importante es ocuparte, para no estar pensando y generando ansiedad.

* Música relajante y meditación.  Hay algo que me ha funcionado, y no tiene mucha complicación... siéntate en algún lugar, con la espalda recta, ya sea en una silla, en el piso, en tu cama...  pon un cronometro que timbre a los 10 minutos.  Elimina el ruido lo mas posible y solo siéntate a respirar... procura no pensar en nada, al principio es muy difícil, pero para empezar puedes repetirte en tu mente afirmaciones positivas... (soy fuerte, soy luz, soy amor, soy san@ y puedo lograr lo que me proponga, y me propongo estar bien) el punto es no dejar que en esos 10 minutos entre algo negativo en tu cabeza.


Se muy bien que vivir así es bien difícil, pero no imposible, hay días buenos y malos, y los malos, pueden componerse :)

Hoy, mi día es bueno, y así seguirá... (lo afirmo)




miércoles, 18 de diciembre de 2013

Comienza la batalla

Cualquiera diría que ya ha pasado lo peor, pero no es así.

Al cumplir 18 años, estando en la universidad, muere mi abuela materna, y esto desencadena una serie de sensaciones nuevas para mi... mis nervios "normales" aumentaron... a esa difícil etapa se sumó que una de mis mejores amigas de la universidad, decidió salirse pues su epilepsia estaba fuera de control, le daban varios ataques en un día, y la verdad eso también ayudaba a que yo me descontrolara mas... 

Así que solo quedábamos Clarissa y yo, mi otra amiga, bromista, siempre de buenas, me encantaba estar con ella, teníamos gustos muy afines... fue una buena etapa. Luego Clarissa fue diagnosticada con Lupus...

Dejó la escuela, cada vez nos veíamos menos y entonces, empezó lo que hasta el día de hoy ha sido mi mas grande cargas... 


Comencé con ansiedad y ataques de pánico.

Cuando esto te ocurre por primera vez, es lo más horrible que te puede suceder… yo no sé términos científicos, solo lo podría describir como la peor sensación que puedes sentir… es ansiedad, miedo, terror, taquicardia, agitación, sudoración, falta de aire, opresión en el pecho, etc…   te imaginas sentir todo esto, sin previo aviso, sin esperarlo?  Es entonces cuando un ataque de ansiedad, puede convertirse en un ataque de pánico…
Qué sucede en un ataque de pánico?
Lo mismo, pero intensificado.  Empiezas a pensar muy rápido, por tu cabeza pasa de todo, que morirás, que no puedes soportarlo, que seguramente el médico se equivocó, que tienes una enfermedad física que te provoca esto… pero no.  Es tu propia mente “jugando” con tus emociones, “burlándose” de ti, (por lo menos eso siento yo).

Para llegar a esta conclusión pasé por muchos médicos y distintos diagnósticos.

Cuando un medico, por primera vez me insinuó que no era algo físico, sino que eran mis nervios, me negué por completo, ¿Cómo podría ser posible que yo misma me hiciera esto?. Y después de mucho tiempo de negación, lo acepté…

Y a partir de ahí, vinieron muchas malas decisiones, como ponerme en manos de un psiquiatra, que sin escuchar siquiera, e intentar saber la raíz del problema, se limitó a darme drogas, medicamentos que jamás me ayudaron y que casi me destruyen.

Esto duró años… años drogada, anestesiada de sentimientos, de alegrías, de mi vida en general. Probaron en mi, de todo: Prozac, Valium, Lexotan, Diazepam, y no recuerdo cuantas más… fue una época de desesperanza, de decepción, de frustración, de enojo conmigo misma (cómo había llegado hasta ese punto?).


Llegó un momento en que ya no podía salir de mi casa. Pisar la banqueta, salir, estar en un lugar donde hubiera mucha gente, me generaba tanta ansiedad, que culminaba con un ataque de pánico. Así que decidí no volver a salir…

Pasó poco más de un año, hasta que mi familia me dio un empujonzote, y salí, para ir a terapia… ya no con un psiquiatra, sino psicoterapia. Me sentí tan bien, tan fuerte, que a pesar de que la misma terapeuta recomendó que no dejara los medicamentos, lo hice.


Fue un momento muy difícil, lo reconozco, dejar este tipo de drogas requiere lo que vulgarmente se dice: “muchos huevos”, y los tuve… dejé todo, absolutamente, y es algo de lo que siempre estaré orgullosa. Pero aquí no acaba la historia, esto no es como en los cuentos, no hay un final feliz y para siempre, esto era solo un paso, de los muchos que hay que dar...